"Una educación basada en la felicidad" ha sido el título de la conferencia que Rafael Santandreu ofreció ayer en el colegio Brains. Santandreu es una autoridad en cuánto a felicidad se refiere, y lo propaga en su trabajo diario, la psicopedagocía, sus programas de televisión, en conferencias y clases, y en sus diferentes libros, siempre enfocados a ese ahnelo del ser humano actual ("Escuela de la felicidad", "El arte de no amargarte la vida" o "Las gafas de la felicidad").
Santandreu nos vino a transmitir la importancia de comunicar a nuestros hijos, cuanto antes, que el hombre está destinado a la felicidad, que ser felices debería ser lo natural, que la vida es "un chollo y muy simple", y que alcanzar la felicidad sólo depende de nosotros mismos. La paradoja de todo esto radica en que a nuestros hijos no los educamos para ser felices. Claro, que no siéndolo nosotros mismos difícilmente vamos a convencer a alguien de que lo sea. Aunque sea sangre de tu sangre.
De todo lo que nos contó me gustaría resaltar 3 puntos, que deberíamos empezar a comunicar a nuestros hijos. Y a practicar para que, realmente, seamos un ejemplo para ellos:
Nos hemos equivocado de dirección. Emprendimos hace tiempo un camino erróneo, más enfocado al éxito social que a la felicidad, y así se lo hemos transmitido a nuestros hijos. Debemos ajustar el rumbo cuanto antes, sino por nosotros mismos, por ellos y su futuro.
Y recordad que “si no cambiamos de dirección, es muy probable que acabemos allí donde nos dirigimos“
¡Que seáis felices!
Juan Jesús Pérez Romero
Director de Educación Integral
La felicidad y el éxito en la vida dependen de la forma de enfrentarte a ella, y a todas las situaciones actuales y futuras que se te presenten.
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